viernes, 30 de enero de 2009

31.01.09

Cada vez que me miras a los ojos siento como el mundo se hunde detrás de mí.
Cuando oigo en la distancia y veo como las lágrimas caen de tus ojos sin poder remediarlo es cuando me siento una mierda por dentro, por no poder evitar todo esto que está pasando.
Cuando en medio de la noche me despierto al oír tu ensordecedor grito pidiendo ayuda, un grito que nadie, ni siquiera él puede callar.
Cuando pienso en todo el dolor que llevas dentro y que no puedes sacar, es el momento propicio para sentirme como una mierda por dentro.

El día que te conocí no todo era alegría; había en todas nosotras un sentimiento de frustración que, aunque intentábamos ocultar, no hacía más que salir a la superficie, estropeando nuestro encuentro. Y ahora, que vuelves a llorar no estoy yo para secar tu rostro.
Lo triste es que, aunque abras tu mente y tu corazón para mí, no puedo saber todo lo que pasa por tu mente, lo que piensas a cada instante y lo que sientes cuando te digo como he pasado el día.
A pesar de todo, y aunque duele, te levantas, para, al segundo y por fuerza de alguien que no ves, volver a caer. Y ríes, cuando recuerdas esos estúpidos pensamientos que invadieron tu mente un día, eso que te decía que todo era fácil y que, al final, se rompió, como todo en lo que has creído.
Y ahora, después de todo lo que ha pasado, no hay nada, ni una pequeña parte del mundo que te de una razón para volver a levantarte, que te ayude a reír, como hiciste la última vez que te vi; aquella vez que, a pesar del dolor que causó el adiós, no te permitiste caer ni una vez, y eso es lo que me ayudó a mí a seguir viva durante un tiempo más.
En este momento, en que tu corazón está destrozado de dolor, en que ni yo, por mucho esfuerzo que haga, puedo sacar una sonrisa de ti.
Ahora nadie cuenta tus lágrimas, llevan ahí tanto tiempo que pasan desapercibidas para el resto de la gente, esa gente que está a tu lado y que no sabe lo que daría yo por estar en su lugar; esa gente estúpida que desaprovecha la oportunidad de sacar de ti todo lo que llevas dentro para mostrar y que no te atreves a enseñar por el miedo.
Y poco a poco, aunque duele mucho, te propones seguir tu camino, por que, al fin y al cabo, es lo que alguien, no se sabe quien, ha decidido que debes vivir; por lo tanto, dado que quejarse no sirve de nada, sacas fuerzas de donde no las hay para intentar, por todos los medios, llegar a ser esa persona que, desde un principio, desde que has nacido, desiste que un día llegarías a ser. Es más fácil rendirse, eso está claro, pero, aunque no te lo creas, eres fuerte para seguir adelante, y sé que todo eso que te has propuesto llegar a ser puedes conseguirlo, sé que puedo hacerlo hasta yo, así que imagínate.
Sabes que, si te lo propones puedes conseguir todo lo que quieras, eso es lo que adoro de ti, y lo que me ayuda a no decaer cuando me siento mal.
Si tú caes, yo caigo, lo sabes. Para siempre. Te quiero.

No hay comentarios: