lunes, 9 de julio de 2012

Dreamer

Nunca pensé que el adiós iba a resultar tan complicado.
Me había centrado tanto en mí misma, en lo mucho que necesitaba aquello que iba a conseguir, que había olvidado todo lo que dejaba atrás.
De repente y sin esperarlo, me recordaron todo lo que iba a dejar atrás, y fue en ese momento cuando realmente me di cuenta de lo que mi vida iba a cambiar. Necesitaba ese cambio para seguir viva, pero echaría de menos tantas cosas que hacía que, a ratos, me arrepintiera de mi decisión.

No. No. Nunca podría arrepentirme de querer seguir viva, pero resultaba complicado saber que debía decir adiós a tantas cosas, a tantas personas, sobretodo a aquellas personas que, sin esperarlo y de manera inmediata, se habían convertido en una parte de mi alma, una parte de mi vida que no me gustaría perder.

Tal vez fuera por que siempre me encariñaba con las personas rápido, o por que no me esperaba todo aquello, por lo que no pude evitar llorar al sentir que nada sería igual nunca más. Lo peor de todo era saber que, uno de los días más importantes de su vida, no estaría allí para vivirlo con aquellas personas que me habían devuelto las ganas de reír.

Aun así, y a pesar de lo que podía doler, decidí seguir adelante, seguir hacia una nueva vida, en la que, al fin, podría ser yo misma.
Sabía que él estaría orgulloso de verme hacer lo que realmente necesitaba, y eso era lo más importante.