Y otra vez volver a caer en la tentación. Otra vez sentir que no puedo parar. De nuevo los ahogos al recordar tu suave mano sobre la mía, helada. Tu mano, que sin querer rocé y que jamás imaginé lo importante que sería. Otra vez las horas sin dormir, pensando y sonriendo al recordar tus dientes, blancos, cristalinos, perfectos, que mostrabas a la vez que dirigías a mí tu mirada y tus palabras. Y pensar que en aquel momento no creí que volviera a pasar algo así, y sé que no será igual, por que a pesar de todo, nunca nada será igual, sin embargo, y aunque a veces duela, es bonito. Claro que es bonito, es lo más maravilloso que he podido sentir, por que no hace tanto daño, ni lágrimas han derramado aún mis ojos, y aunque algún día lo hagan, no creo que sea por tu culpa claramente, pues estás tan alejado que ni se me pasa por la cabeza la imagen de tenerte conmigo. Algo que ayuda a levantar la cabeza, algo que me sale de muy dentro y que significa tanto para mí como mi propia vida.
Y es que tu voz hipnotiza, es lo único que necesito para levantar, y lo último que oigo antes de dormir. Aquella voz de pito horriblemente falsa que estuve escuchando durante dos horas es lo que me hace sonreír, lo que me hace suspirar, y lo que me hace recordar todos aquellos momentos que tan importantes son.
No hay comentarios:
Publicar un comentario