El frío me despierta en medio de la noche. Miro el despertador y me desperezo lentamente. Las cinco y media de la madrugada.
Sin ganas de volver a dormir, salgo despacio del dormitorio y me dirijo al salón.
La casa, aún desordenada después de la fiesta, está oscura.
Tras beber un largo trago de agua de una botella de la nevera, me siento en el sofá mientras cierro los ojos, y comienzo a recordarlo todo.
Veo a la gente, la fiesta, los regalos, la luz, el alcohol, todo en torno a mí, me siento como si diera vueltas y más vueltas sin cesar, pero aún no quiero abrir los ojos. Te veo andar decidido a través de la gente que me rodea, sonriendo, no me explico como pude olvidar esa hermosa sonrisa, esos ojos que me estremecían con cada parpadeo.
Olvidé todo o que en un momento significaste para mí, lo que hicimos juntos, las noches de paseo, todo. Y me duele por que prometo que no lo hice convencida de ello, simplemente no quería sufrir más, hay tantas cosas entre nosotros que nos separan, que no tenía valor para amarrarme a las que nos unen.
Aún así te pedí una y otra vez que me llevaras de vuelta a aquellos lugares mágicos, a aquellas tardes de sonrisas y felicidad que tan lejanas parecían. Una y otra vez te rogué que me llevaras lejos, a un lugar donde nuestra soledad fuera lo más importante, donde nadie nos conociera ni pudiera juzgar, sólo necesitaba un ‘podemos hacerlo’, pero era imposible.
Así que me aguanté, acepté lo que venían a darme sin quejas, aunque fuera lo que más dolor causaba en mi corazón, aún así no podía dejar de pensar, lo eras todo para mí, y en sueños una y otra vez te pedía, llorando que no te fueras.
Supliqué que me salvaras de aquellos que intentaban decirme como vivir. Sabía que nuestro amor era difícil, ya ni siquiera tenía mucha fé en él, sin embargo era real, lo más real que había sentido en mi vida, y no quería soltarlo. No tenía miedo, decidí abandonar cualquier rastro de cordura que hubiera en mi vida para entregarme a ti, por mucho que costara.
Pero me cansé de esperar, me cansé de preguntar cuando volverías. Mi admiración y esperanza por tí caía cada día más, y no hacía más que pensar en lo que te dije aquel día en que nos conocimos, el día en que te rogué que no me abandonaras, sin embargo, tu marcha estaba escrita.
Me quedé completamente sola mientras esperaba tu vuelta, algo que no sucedía. Comencé a pensar que todo eran imaginaciones mías, pues no sabía si creer en tu palabra o en lo que decían los demás.
De repente apareciste, como caído del cielo, cogiste mi mano y dijiste: ven conmigo, jamás volverás a estar sola. Te quiero, y eso es lo único que importa. Eres mi princesa y jamás dejaré de amarte. Simplemente éramos muy jóvenes cuando nos conocimos, por eso nuestras promesas nunca tuvieron una gran pesadez.
Abro los ojos lentamente, y mientras gruesas lágrimas caen de mis párpados, vuelvo de nuevo al dormitorio, donde, seguro, aún me esperas, aunque aún no puedo decir si todo esto es real o no. Abro la puerta con el máximo cuidado y te miro. Duermes profundamente, igual que un niño pequeño. Despacio y controlando mi respiración, me acerco a la cama, me tumbo a tu lado y te abrazo. Mi historia de amor, al fin, concluyó felizmente, como nadie, sólo tú y yo esperábamos. Y cierro los ojos, mientras siento como tu mano aferra la mía con fuerza en un intento de no separarnos jamás.
martes, 21 de abril de 2009
sábado, 18 de abril de 2009
19.04.09 (tres años justos)
Tres años. Tres años ya. La de cosas que han pasado, madre mía!! Las ilusiones que llevé aquel día, cuando creí que te encontraría, cuando me dí cuenta de verdad de quienes serían las que estarían a mi lado, cuando me dí cuenta de lo fuerte que me sentía con sólo imaginar que estabas allí. Tres años, y aún cuando recuerdo, lloro. No por lo triste que fue el darme cuenta de que, aunque puse todo mi empeño, no sirvió de nada, puesto que todo se fué al traste por un maldito día de diferencia, por el egoísmo de la gente que me rodeaba y por que no supe ver la oportunidad desde el principio.
Supongo que no recordarán lo que pasó hoy mismo, hace tres años, es como una voluta de humo que, aunque quieras cogerlo, se te escapa de las manos, sin embargo yo lo recuerdo, como si fuera ayer: la gente que nos miraba, las fotografías que hicimos soñando que, se repente y sin avisar, apareceríais por la puerta, para hacernos felices y dar un poco de ese amor que os entregamos, pero aún así, de nada sirvió. De todas maneras, lo volvimos a intentar, como aquel día, y aunque tampoco salió como esperábamos, siempre quedará el recuerdo de aquellos bocadillos de salchichón de medio metro y esos okey's de vainilla que desayunamos aquel 19 de abril en el aeropuerto de Barajas, por que, aunque la mayoría de la gente no lo sabe, aunue luego quieren hacer como que lo conocen todo, fué la primera vez que pisásteis España oficialmente, y aunque salió como una mierda, siempre quedará el recuerdo de la primera locura que hice por alguien como tú.
Y es que pensé que moriría esperando a alguien que jamás llegaría.
Supongo que no recordarán lo que pasó hoy mismo, hace tres años, es como una voluta de humo que, aunque quieras cogerlo, se te escapa de las manos, sin embargo yo lo recuerdo, como si fuera ayer: la gente que nos miraba, las fotografías que hicimos soñando que, se repente y sin avisar, apareceríais por la puerta, para hacernos felices y dar un poco de ese amor que os entregamos, pero aún así, de nada sirvió. De todas maneras, lo volvimos a intentar, como aquel día, y aunque tampoco salió como esperábamos, siempre quedará el recuerdo de aquellos bocadillos de salchichón de medio metro y esos okey's de vainilla que desayunamos aquel 19 de abril en el aeropuerto de Barajas, por que, aunque la mayoría de la gente no lo sabe, aunue luego quieren hacer como que lo conocen todo, fué la primera vez que pisásteis España oficialmente, y aunque salió como una mierda, siempre quedará el recuerdo de la primera locura que hice por alguien como tú.
Y es que pensé que moriría esperando a alguien que jamás llegaría.
lunes, 13 de abril de 2009
13.04.09
Hacía tiempo que lo había pensado, pero jamás me lo llegué a plantear del todo.
Todo lo que has significado para mí, todo lo que he vivido a tu lado, las risas, los llantos, uno de los mejores días de mi corta vida lo pasé contigo ¿lo has olvidado? ¿has olvidado los gritos de rabia? ¿las risas juntas? ¿esas tardes en el cine? ¿aquellas fiestas? ¿acaso te has olvidado de mí? No hago más que repetirme que no, que lo único que ocurre es que ya no estás a mi lado físicamente, pero que, emocionalmente, siempre estaremos juntas, el problema es que, aunque no paro de repetirme que aún guardas todos esos recuerdos de crías histéricas en tu mente, cada vez veo más claro que has pasado página en tu vida, que has comenzado una nueva, y que yo no me encuentro en ella, y no sabes lo que me duele. Por que sí, es cierto que, de un tiempo a esta parte no hemos estado juntas, cierto es, pero siempre he pensado que, en algún rincón de tu corazoncito, había un pequeño, minúsculo y casi inexistente espacio reservado a mí, y me duele darme cuenta de que no tengo razón, de que no es que sea casi inexistente, es que, directamente, no hay espacio en tu corazón para mí, y no te puedes imaginar lo mal que me siento sabiendo que, a pesar de todo lo que he pasado contigo, todo, lo has olvidado.
Todo lo que has significado para mí, todo lo que he vivido a tu lado, las risas, los llantos, uno de los mejores días de mi corta vida lo pasé contigo ¿lo has olvidado? ¿has olvidado los gritos de rabia? ¿las risas juntas? ¿esas tardes en el cine? ¿aquellas fiestas? ¿acaso te has olvidado de mí? No hago más que repetirme que no, que lo único que ocurre es que ya no estás a mi lado físicamente, pero que, emocionalmente, siempre estaremos juntas, el problema es que, aunque no paro de repetirme que aún guardas todos esos recuerdos de crías histéricas en tu mente, cada vez veo más claro que has pasado página en tu vida, que has comenzado una nueva, y que yo no me encuentro en ella, y no sabes lo que me duele. Por que sí, es cierto que, de un tiempo a esta parte no hemos estado juntas, cierto es, pero siempre he pensado que, en algún rincón de tu corazoncito, había un pequeño, minúsculo y casi inexistente espacio reservado a mí, y me duele darme cuenta de que no tengo razón, de que no es que sea casi inexistente, es que, directamente, no hay espacio en tu corazón para mí, y no te puedes imaginar lo mal que me siento sabiendo que, a pesar de todo lo que he pasado contigo, todo, lo has olvidado.
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